Tendencias: el TERCER ESPACIO, clave en la oficina
El tercer espacio, independiente del hogar y el trabajo –primero y segundo–, ha vuelto al punto de mira de los expertos debido a que las empresas están descubriendo el valor de este tipo de entornos en la oficina y fuera de ella.
Se trata de organizar un entorno que favorezca el espíritu de equipo y la libertad creativa de las personas para afianzar su compromiso con la compañía.
La idea de un espacio público y social fuera del hogar y del trabajo se conoce desde hace siglos. Pero no se había denominado como “Tercer Espacio” hasta que Ray Oldenburg exploró a fondo este fenómeno en su libro “The Great Good Place”, publicado en 1989. Y, desde entonces, no ha dejado de utilizarse en todos los modelos de análisis relacionados con el entorno laboral.
DENTRO DE LA COMPAÑÍA
El tercer espacio es la combinación de la comodidad del hogar con la funcionalidad de los espacios de trabajo. Da lugar a nuevos entornos con atmósferas que ayudan a las personas a llevar mejor el día, recuperar energía, relacionarse en un ambiente agradable y trabajar. Es un espacio mixto que aprovecha las ventajas de los entornos habitables y recoge lo mejor de cada uno para crear un nuevo ámbito. Pero no se trata del rincón del break de la oficina ni del pequeño despacho hogareño, sino del área conscientemente organizada. Con un formato híbrido donde se suscitan situaciones de trabajo con un componente de libertad que no se encuentra en la oficina convencional. Una nueva forma de explorar la oficina del futuro.
La integración de las tecnologías, un diseño acogedor y servicios de soporte prácticos son las tres principales características de los terceros espacios atractivos situados en las propias instalaciones de las compañías, en los que se puede trabajar adecuadamente y que fomentan el bienestar de las personas. de forma holística.
ATMÓSFERA CONTEMPORÁNEA
Los beneficios de estos terceros espacios son muy evidentes. Facilitan la transmisión de talento, la cohesión de grupo y la interactuación creativa entre departamentos. Permiten trabajar de manera más informal y relacionarse estrechamente con otras personas. Por otro lado, al estar dentro de la empresa, facilitan un nivel de privacidad que no se obtiene en los lugares públicos.
Las empresas son conscientes de las ventajas de crear un tercer espacio que sea mejor que una simple cafetería. Se trata de organizar entornos con una atmósfera moderna, buen café, comida saludable, pero que, además, posean una enorme funcionalidad, donde se pueda trabajar sin limitaciones o celebrar una reunión improvisada. La atmósfera es crucial para el éxito de un tercer espacio corporativo, pero no sirve de nada si no ofrece funcionalidades adicionales para que todos los departamentos se comuniquen entre sí y puedan trabajar. El espacio debe ser acogedor y crear un sentimiento de pertenencia.
CUESTIÓN DE DETALLES
Por tanto, es fundamental que los colaboradores dispongan de determinados servicios, como acceso a la red eléctrica y a la red wifi, soporte para las presentaciones, equipos de videoconferencia, sistemas de reserva electrónica y herramientas para compartir contenido.
Los detalles arquitectónicos, iluminación, obras de arte, los elementos inspiradores, el sonido y otros elementos del diseño general crean una atmósfera vibrante y acogedora que configura la esencia de estos espacios.
Si la empresa disfruta de espacios exteriores, estos pueden destinarse tanto a relajarse como a trabajar formalmente. Además, cuando las personas salen de las instalaciones edilicias para reunirse al aire libre es fácil comprobar cómo esto les afecta positivamente. Al instante, lucen más descansadas.
EXTERIORES
Los entornos exteriores son considerados útiles como tercer espacio, tal como reflejaba la última edición de Neocon el pasado año en Chicago en donde Gensler con mobiliario de HAWORTH crearon una gran zona ajardinada cumpliendo con todas las necesidades de un espacio corporativo.. El espacio al aire libre aporta oxígeno que purifica los pulmones y mejora la concentración. También aporta relax visual al permitir mirar a lo lejos y contrarrestar la fatiga que producen las pantallas de ordenador. Es el efecto relajante de mirar por la ventana cuando uno se encuentra cansado, multiplicado por diez. La luz natural de la oficina al aire libre, finalmente, es un plus de bienestar para las personas.
TRABAJAR LEJOS DE LA EMPRESA
A la búsqueda de un cliente millennial y con unas necesidades específicas, cada vez son más los entornos comerciales que destinan una parte de su área pública a tercer espacio de trabajo eventual. Desde hoteles hasta bibliotecas pasando por cafeterías y coworkings, la oferta aumenta cada día y permite plantear el trabajo fuera del entorno laboral cotidiano.
Las empresas dedicadas al alquiler de puestos de trabajo flexible, conscientes de esta creciente demanda, están preparando sus nuevas áreas enfocadas a grandes empresas que buscan desplazar fuera de su sede a equipos completos de trabajadores. El coworking no se puede considerar en esencia un tercer espacio, ya que su configuración es la de una oficina convencional. Pero, en cambio, resulta reveladora la importancia que se da en su interior a las áreas comunes de socialización, como zonas donde se crean las sinergias entre trabajadores de diferentes disciplinas. El mayor aliciente del espacio compartido.
TRABAJAR EN LA CAFETERÍA
Es conocida la propuesta pionera de la cadena de cafeterías Starbucks que ofrece conexión wifi desde hace años, con lo que ha conseguido atraer a muchos profesionales libres a sus confortables a sus confortables espacios que cada vez se parecen más a WeWork, como el de Tokio. Pero también podemos considerar los lobbies de muchos hoteles urbanos o centros culturales públicos. De hecho, en el castigado sector de la hostelería, tras la crisis de la pandemia, se habla de incrementar las opciones de utilización de las áreas comunes. Convertir los lobbies en pequeñas áreas de encuentro o de trabajo es una forma de rentabilizar mínimamente esos metros cuadrados.
¿Qué tienen en común todos estos entornos? Buscan favorecer la interacción de la gente, algo necesario para la salud de la vida urbana contemporánea.
El tercer espacio permite relacionarse con profesionales externos a la compañía y tener una mirada interdisciplinaria que puede ser útil a la empresa. Alejarse del complejo corporativo puede ayudar a ver el bosque y no perderse entre los árboles, a tener una visión elevada y entender las nuevas necesidades en el contexto general del mercado.